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En Maipú, donde las familias eligen propiedades para vivir, la totalidad de las viviendas nuevas se venden a través de una sala de ventas.
Un análisis de la consultora inmobiliaria Tinsa evidenció que durante el tercer trimestre de este año las salas de venta físicas de departamentos y casas –en blanco y en verde- de a poco vuelven a estar operativas en el Gran Santiago. En 2019 la totalidad de los nuevos proyectos contaba con su oficina presencial. Pero la pandemia obligó a que muchos de los desarrolladores aceleraran sus procesos de digitalización, ofreciendo sus productos a través de sus recorridos virtuales. El 65% de los nuevos proyectos inmobiliarios reabrió su sala de venta.
El resto se quedó solo con ventas online. Las cifras fueron obtenidas a través de una visita a terreno a cada uno de los nuevos desarrollos. Fabián García, director de consultoría de la firma, observa que hasta hace unos 20 años todo se compraba en tiendas físicas. ‘Si uno quería comprar un celular, tenía que ir a verlo. Si uno quería ropa, tenía que ir y probársela. Pero todo giró hacia las ventas online. Incluso los autos. Y en ese mismo carro es muy posible que la vivienda siga con esa tendencia’, fundamenta. Sigue: ‘Las generaciones más jóvenes tienen un nivel de costumbre de comprar bienes 100% online. Las salas de ventas online llegaron para quedarse, es un fenómeno que se va acentuar’.
Foco inversión
Un estudio del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Universidad Católica –en base a datos del Conservador de Bienes Raíces de Santiago y el Servicio de Impuestos Internos- muestran cómo ha aumentado la inversión en propiedades. En 2011 había 17,9% de inversionistas y en 2018 alcanzó el 43,5%. ‘Muchos de quienes compran una propiedad en el Gran Santiago no lo hacen para habitar sino que para invertir. No les interesan tanto los detalles, no generan apego con ese lugar. Solo lo van a utilizar como rentabilidad. Un aspecto fundamental que buscan los inversionistas es la localización’, reconoce su director, el doctor en Arquitectura Luis Fuentes. García agrega que las comunas que tienen la mayor cantidad de salas de ventas online son Independencia, San Miguel, La Cisterna, La Florida y Santiago, justo las comunas que concentran a los inversionistas. ‘Ellos no están interesados en ver los departamentos.
En general son unidades que están bien estandarizadas y que todos conocen’, señala. ‘Los inversionistas están más preocupados respecto a qué superficie está comprando, cuáles son las características generales y si está ubicado cerca de un Metro. Les importa más que esté arrendado la mayor cantidad de tiempo posible. Si uno piensa en las terminaciones, más menos los departamentos tienen buen estándar’, complementa. Carlos Herbach, subgerente comercial de inmobiliaria Boetsch, con proyectos en Antofagasta, Constitución y el Gran Santiago, cuenta que están con un formato de venta mixto: online y mixto. Poseen dos edificios en Santiago Centro y todo lo que venden es a través de la venta online.
‘El inversionista se adapta bien a este tipo de venta porque a ellos les interesa la zona: buscan que el inmueble esté cercano al Metro, que sea un proyecto nuevo y ojala, en verde. Nuestros pilotos 360 dan una mirada súper clara de espacios y terminaciones’, añade. Por otro lado, Fuentes menciona que estos canales virtuales permiten llegar a más compradores. ‘Alguien que está en otra ciudad y quiere comprar un departamento o casa para habitar o para invertir también puede ver o hacerse una idea de ese lugar sin necesariamente estar físicamente. Estando en Santiago uno puede comprar su segunda vivienda en la costa sin visitarla. Lo mismo que los que vivan en regiones. Esto hace que la venta gane más radio en Chile’, subraya.
Para hablar
Comunas como Providencia, Puente Alto, Maipú, Quilicura y Vitacura tienen muchas salas de ventas operativas. Según García ello responde a que se trata de sectores que no tienen un perfil inversionista, sino que la gente buscar habitar en ellos.
También el segmento más adulto prefiere la compra presencial. ‘Hay una brecha generacional de personas que prefieren, o más bien no le creen al tema de la virtualidad, prefiriendo el formato presencial. Esto es como el Corneshop: hay gente que se adaptó fácilmente a que les compre las cosas y encargarlas por la lista y otra que le gusta ir al supermercado a elegir los productos’, opina Fuentes.